El empoderamiento de las mujeres en el sector del transporte público es una realidad en Bogotá gracias a La Rolita, Operadora Distrital de Transporte, primer operador público del Sistema Integrado de Transporte de la ciudad. Carolina Martínez, Gerente General de La Rolita con 23 años de experiencia en el sector, contó en una entrevista exclusiva para Voces de la Industria cómo este proyecto pionero está transformando un sector masculinizado a través de ofrecer oportunidades a las mujeres en roles de liderazgo.
El elemento diferenciador de La Rolita es la equidad de género. En ocho meses de operación en el sector de Perdomo, se han vinculado a más de 250 mujeres en labores de conducción, marcando un hito en la operación de transporte. Esta iniciativa busca romper barreras y desafiar estereotipos de género, promoviendo un transporte público incluyente y sostenible.
Carolina se ha enfrentado a diversos desafíos a lo largo de su carrera enfocada en proyectos en el sector del transporte, y su pasión por la movilidad la ha impulsado a asumir retos que van más allá de su área de especialización como ingeniera industrial. Sin embargo, fue el proyecto de La Rolita y su enfoque en el empoderamiento de las mujeres lo que la enamoró de esta gran apuesta de ciudad.
“Me apasiona el tema de la movilidad. Pero además me enamoró mucho el proyecto, el tema de que sean mujeres, de poder hacer algo como un propósito de vida para ellas, pero también para muchos hombres y personas con diversidad de género".
La Gerente General de La Rolita compartió numerosos testimonios de personas que han experimentado un crecimiento profesional y personal gracias a esta oportunidad. Desde operadores que pasaron de ser lavadores de buses a manejar el área de compras, hasta mujeres que superaron dificultades personales y encontraron en La Rolita una oportunidad para crecer profesionalmente; el proyecto ha demostrado su potencial para transformar vidas.
"Hoy día estamos haciendo diferente la vida de cerca de 600 personas, impactando en 600 familias, que trabajan con nosotros", comenta. Reconoce que no ha sido fácil debido a los desafíos sociales que enfrentan las mujeres, pero el equipo de La Rolita está comprometido en superar esos obstáculos y brindar oportunidades de crecimiento a las operadoras.
La Rolita ha enfrentado múltiples desafíos, uno de ellos es lograr que el negocio sea viable y atractivo para las operadoras. Para ello, están implementando cambios, como reducir la jornada laboral y mejorar las condiciones de trabajo en términos de alimentación y descanso. Además, están trabajando en la conformación de un comedor para sus empleados y explorando la posibilidad de brindar cuidado infantil especializado.
La capacitación y formación de las operadoras es otro aspecto fundamental en el enfoque de La Rolita. Reconoce que el ciclo de formación puede ser largo, ya que muchas de ellas ingresan sin experiencia previa en la conducción de buses. La Rolita ha implementado la recategorización de licencias de conducción y capacitación para mejorar las habilidades de conducción. Aunque han enfrentado desventajas al ser el único concesionario que ha apostado por la vinculación de mujeres sin experiencia, Carolina está comprometida en cerrar la brecha en este sector.
La iniciativa de La Rolita ha atraído la atención tanto a nivel nacional como internacional. El proyecto ha despertado el interés de otras ciudades y países, quienes buscan replicar el modelo y promover la equidad de género en el transporte público. Aunque reconocen que aún hay muchas áreas de mejora, Carolina destaca los logros alcanzados en tan solo ocho meses de operación.
Carolina Martínez también resaltó el impacto positivo que La Rolita ha tenido en la comunidad. “La apuesta por una flota de autobuses 100% eléctrica y sostenible ha tenido un impacto significativo en la comunidad. No solo estamos contribuyendo al medio ambiente como si hubiéramos plantado 2300 árboles por cada autobús de La Rolita, sino que también estamos brindando servicios adicionales a un sector que antes carecía de autobuses de combustible limpio, con wifi y cargadores para dispositivos móviles”.
Así mismo, La Rolita ha logrado reducir los accidentes con lesionados gracias a la actitud cuidadosa y responsable de las conductoras. También han sido reconocidos por su contribución a la lucha contra la evasión en el sistema de transporte.
En términos de la población, La Rolita ha logrado vincular a mujeres en áreas más allá de la conducción, como el mantenimiento, el lavado y la administración. Buscan aprovechar las habilidades y conocimientos de su personal para desarrollar proyectos relacionados con el turismo y la seguridad vial.
El compromiso con la equidad de género y la inclusión busca promover no solo la participación de mujeres, sino también de otras poblaciones vulnerables, como la vinculación de población migrante. Se han fomentado iniciativas dirigidas a los hombres con el fin de cambiar hábitos y comportamientos, como la vinculación del programa A cuidar se aprende que busca promover la participación de ellos en las labores de cuidado; del mismo modo se abren espacios como la celebración del Día del Hombre, enfatizando este enfoque en la equidad de género.
Mirando hacia el futuro, La Rolita tiene grandes proyectos en marcha. Buscan fortalecer la seguridad vial y capacitar a su personal para que se conviertan en multiplicadores de conocimientos en este campo. También están trabajando en propuestas para operar el cable de Bogotá, así como en incursionar en la operación de cargadores eléctricos, aunque están en la etapa de revisión técnica, jurídica y financiera para determinar su viabilidad, ya han identificado 17 puntos en Bogotá que consideran adecuados para la instalación de estos cargadores, y han realizado visitas para evaluar su factibilidad. Además, tienen planes de participar en el transporte escolar, aunque reconocen que alinear diferentes entidades puede ser un desafío complejo.
Transformando vidas
Diana Pinzón, una docente de música con experiencia en la conducción de vehículos de carga, llega a La Rolita después de quedar desempleada debido a la pandemia. Uno de los retos más difíciles es lidiar con los usuarios. “A veces algunos usuarios no entienden que uno lleva una regulación de tiempo, quieren que uno corra como venían los urbanos anteriormente”, Diana ha aprendido a manejar estas situaciones con paciencia y humor. Señala que las conductoras de la Rolita están dispuestas a realizar el último servicio de cada ruta, porque entienden la importancia de brindar una opción confiable a quienes dependen de este servicio para llegar a casa. Diana vive en Suba y, aunque se le han ofrecido oportunidades en otras empresas, está comprometida con la Rolita debido a las oportunidades que le ha brindado.
Vanesa Díaz, proveniente de una familia de conductores, desde temprana edad mostró interés por los automóviles y la mecánica, pero desde su contexto familiar se le decía que ese era un interés inusual para una niña. Antes de ser parte del equipo de La Rolita realizó diversos trabajos, desde mesera en una panadería hasta cajera en un supermercado, monitora de transporte escolar y líder en operaciones de transporte escolar, pero es en la conducción donde encontró una motivación especial “Cuando yo me subo a un vehículo a operarlo me pongo una armadura y me lleno de poder”. Vanesa saluda a cada pasajero de manera individual. Aunque puede resultar repetitivo, entiende que un pequeño gesto de amabilidad puede tener un impacto positivo en la experiencia de los usuarios. Además, se pone en el lugar de las personas vulnerables, como las personas de edad avanzada y los niños, ya que ella misma es madre y comprende la importancia de brindar un servicio seguro y compasivo.
María Eugenia Silva, madre desde temprana edad y proveniente de Macarena, Meta, llegó a La Rolita después de haber trabajado en diversas ocupaciones, como mesera, auxiliar de cocina y guarda de seguridad. Debido a la pandemia, María Eugenia se mudó a Bogotá en busca de nuevas oportunidades laborales. En su día a día como conductora enfrenta desafíos, pero también recibe mucho aprecio de los usuarios. “Siempre nos dicen, es que ustedes sí lo saludan a uno. También cuando llueve y sacan la mano antes del paradero, uno para unos metros antes y los recoge”. María Eugenia ha encontrado un equilibrio gracias a su horario de trabajo que comienza a las 3 de la mañana y termina alrededor de las 12 o 1 de la tarde. Se siente feliz y agradecida de estar allí, reconociendo que esta oportunidad única no se presenta con frecuencia.